martes, 20 de enero de 2009

PRIMERA PARTE 1938-1948. CAPÍTULO 3º: "MI MAESTRO DE TEATRO"

Con catorce años cumplidos empecé a jugar al futbol en el equipo juvenil del Liceo Club. También a leer muy intensamente, ya no tebeos, sino libros de poesía, teatro, novela, cuentos, narraciones, ciencia, historia, cultura general y todo lo que caía en mis manos que me valiera para aprender. Así leí a los maravillosos Becquer, Juan Ramón Jiménez, Palacios Valdés, Antonio y Manuel Machado, Pemán, Espronceda, los hermanos Álvarez Quintero, Echegaray, Zorrilla y otros tantos de la época.
Con tan corta edad, me hice corresponsal de una editorial de Madrid cuyo nombre no recuerdo. Distribuía grandes novelas editadas en fascículos. Por este tiempo debo recordar especialmente al cultísimo y religioso don Leopoldo Guzmán Álvarez. Él fue mi primer maestro de teatro. Me enseñó a leer bien e interpretar argumentos. Me prestaba libros de su maravillosa biblioteca: Julio Verne, El Mío Cid, San Juan de la Cruz, Santa Teresa, Góngora, Pemán, Benavente, Espronceda, etc. Colecciones completas de maravillosos cuentos, novelas y poesía de los mejores autores, algunos prohibidos por el régimen de Franco (y él era del régimen) como Blasco Ibáñez, Gabriel y Galán, Juan Ramón Jiménez, los Machado, etc.
De autores como García Lorca, Miguel Hernández, Alberti y otros grandes que fueron asesinados y exiliados durante la Revolución del 36 se tardó varios años en saber algo en el pueblo.
Don Leopoldo, con gran paciencia y tesón nos reunía a muchachos de ambos sexos para ensayar y montar obras de teatro, hacer excursiones. Siempre llevaba un balón para jugar al fútbol. También formaba coros para cantar en la Iglesia.
En lo que en mi opinión pudiera ser su parte negativa, la política, no entro pues a esta avanzada edad sólo quiero recordar lo que fue positivo para mí.

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