jueves, 14 de mayo de 2009

PRIMERA PARTE 1938-1948. CAPÍTULO 11º: "Guadalcanal"

Me vienen a la memoria aquellos felices días que pasaba en Guadalcanal, donde vivía y trabajaba el tito Manolito, su mujer, la tita Manuela, muy cariñosa siempre conmigo y sus hijos, mis entrañables primos Elisa, Manolo, Antonio y Dolorcita. Todos me acogían con gran cariño y hacían que me divirtiera mucho con ellos. Yo era aún un niño. Hacíamos excursiones a paisajes preciosos y a la estación de ferrocarril que estaba situada en un sitio muy pintoresco en plena sierra. Aun recuerdo, entre otras comidas muy buenas que preparaba la tita, aquellas hermosas y húmedas rebanadas de pan frito que ella le daba un punto que a mí me sabían a gloria.
También mis viajes de niño, casi adolescente, a Maguilla –Badajoz- con los titos Emilio y Fermina y mis también entrañables primas Fermina y Ascensión Allí me iba incluso en época colegial y durante el tiempo que estaba, iba a la Escuela, lo que para mí era lo más importante de todo. Recuerdo a Don Francisco el Maestro, que siempre me acogió muy bien y se tomaba mucho interés en que yo siguiera en mi línea de aprendizaje. De algunos de los que fueron esporádicamente mis compañeros de clase aun recuerdo sus caras y lo afectuoso que fueron conmigo y lo bien que nos lo pasábamos en los juegos y haciendo excursiones por los alrededores del pueblo. Allí aprendí a bailar (lo que ahora le llaman “baile de salón”) bastante bien, ello me sirvió para lucirme después en la feria de Alanís y enseñar a mis amigos, que por entonces sólo sabían bailar el “paso doble”. La tía Fermina era muy cariñosa conmigo y me permitía muchos caprichitos. La que bailaba conmigo era Ferminita, también muy cariñosa. Ascensión era aún muy pequeña.