jueves, 5 de marzo de 2009

PRIMERA PARTE 1938-1948. CAPÍTULO 7º: "La subsistencia en aquellos años"

Como os decía, existían dos guardias municipales,Venturín y Colaso, así se les llamaba, a los que ahora se les denomina Policía Local. Por cierto que, según recuerdo, parecían diez, por lo menos, a la hora de vigilarnos. Más de una vez algunos chavales se ganaron algún que otro golpe de fusta que dolía muchísimo. Fusta que podría medir de largo unos cuarenta o cincuenta centímetros por cuatro o cinco de diámetro. Recuerdo que era confeccionada, con la verga de un toro, bien resecada al sol y forrada de cuero ligero. Como para no doler. Aún la recuerdan algunos de aquellos que han sobrevivido.
Los padres de familia, sin trabajo y sin ningún otro recurso, estaban en total penuria entre la recogida de cereales y aceitunas. Su única subvención era la de buscar, en campo abierto, alimentos silvestres (espárragos, tagarninas, collejas, berros, setas y similares) vendiendo parte de lo encontrado para comprar de estraperlo un pan de a kilo, que a veces había que repartir entre diez o doce personas, niños y mayores. Eso, o pasar hambre si al cabeza de familia no le tocaba "a dedo" ser escogido por un propietario, para alguna labor agrícola. Acto que se realizaba en la llamada "plazoleta" del pueblo, donde se reunían los obreros para esta "suerte". Además, se podía tomar el sol si el día era bueno, porque eso sí, ¡EL SOL ERA GRATIS!
La buena leña y las chimeneas sólo la disfrutaban los pudientes. ¡Bueno! que "me cuelo" y ya os decía que no estoy dispuesto a entrar en política, aunque me cuesta, cuando recuerdo tanta miseria y tantas injusticias.