Plantaba su honradez y su porfía
a golpes de tijera y maquinilla
allí, en el sillón de su Barbería
el bueno del Maestro Serradilla.
En tiempos de revueltas en España
en la Ermita Vera-Cruz, no me lo explico,
por las “izquierdas” fue preso, cosa extraña,
por ser el barbero de los “ricos”
Gozando del favor del pueblo todo
en atender con premura se afanaba,
cumpliendo con los ricos, “a su modo”,
y a huérfanos y pobres, hasta por nada.
Después, estruendosa las “derechas”,
queriendo comprar su silencio total
le ofrecieron que cogiera la “cosecha”
siendo del Ayuntamiento concejal.
A su negativa rotunda, sin pudor,
pues sentíase libre como el viento,
pusieronle a disposición del Gobernador
fue así, soy testigo y no miento.
Por honradez y contar LA VERDAD
en su salón, del pueblo “gaceta”,
ambas políticas amenazaron la lealtad
de un hombre sencillo, “sin careta”.
Federico
Serradilla Spínola
Alanís febrero 2013